viernes, 1 de febrero de 2008

¿Información es sinónimo de espectáculo?

“En la segunda mitad del siglo XX, especialmente en estos últimos años, tras el fin de la guerra fría, con la revolución de la electrónica y de la comunicación, el mundo de los negocios descubre de repente que la verdad no es importante, y que ni siquiera la lucha política es importante: que lo que cuenta en la información es el espectáculo, podemos vender esta información en cualquier parte. Cuanto más espectacular es la información, más dinero podemos ganar con ella.

De esta manera, la información se ha separado de la cultura: ha empezado a fluctuar en el aire; quien tenga dinero puede cogerla, difundirla y ganar más dinero todavía. Por tanto, hoy nos encontramos en una era de información totalmente distinta. En la situación actual, es éste el hecho novedoso”.
Ryszard Kapucinski


Estas palabras de Ryszard Kapuscinski, uno de los grandes del periodismo, están recogidas en el libro Los cínicos no sirven para este oficio. Palabras que, una vez más, invitan a la reflexión.

Entonces me pregunto: ¿Cuál es la verdadera tarea de los periodistas? ¿Dónde ha quedado la ética de los profesionales de la información? ¿Preferimos espíritus inquietos fieles a la veracidad de los hechos… o marionetas movidas por el poder en función de intereses? ¿Realidad o manipulación?

La audiencia demanda entretenimiento, puro espectáculo, y los medios de comunicación se lo ofrecen. Se lo ofrecen porque así obtendrán mayores beneficios económicos. Pero no se paran a pensar que, quizá, ofreciendo otros productos de mayor calidad se eduque a la audiencia, hasta el punto de que las demandas sean diferentes a las actuales. Estamos sometidos a la espectacularización de contenidos, ya no sólo en los concursos o en programas como Gran Hermano, sino que también los propios telediarios siguen criterios sensacionalistas.

La mayor parte de la información que consumimos trata de manipularnos, de intoxicarnos. Intenta colocar en nuestra mente ideas ajenas a las nuestras. Por tanto, hay que intentar descontaminar nuestra mente, limpiarla de mentiras. Los ciudadanos deben hoy movilizarse para exigir que los medios pertenecientes a esos grandes grupos de poder tengan un respeto elemental a la verdad, porque la verdad constituye, en definitiva, la legitimidad de la información.

Queda en nuestra mano denunciar el nuevo superpoder de los medios de comunicación.

jueves, 3 de enero de 2008

La digitalización llega a los libros


“Un libro no es un objeto que sale así, de la nada; es el representante de un cierto tipo de cultura” Jean-Noël Jeanneney

La red de redes sigue cambiando nuestros hábitos cotidianos. Ya, anteriormente, con la aparición y la popularización del teléfono, casi nadie escribía cartas. En los buzones sólo encontramos facturas, recibos y propaganda, y en raras ocasiones alguna que otra postal de familiares o amigos que nos cuentan lo mucho que están disfrutando en sus viajes.

Después Internet se instaló en los hogares. Su llegada supuso la casi desaparición del género epistolar. Lo más práctico era enviar un correo electrónico (si había mucho que contar) o un mensaje a través del móvil (en el caso que fuera poco). Y así, las cartas, y todo su encanto, fueron sustituidas por los e-mails y los sms. Parece ser que esta manera de comunicarse resultaba más cómoda, más rápida y además estaba de moda.

Ahora es el turno de la digitalización de los libros. El lanzamiento del nuevo dispositivo de lectura de libros electrónicos Kindle, realizado por la librería virtual Amazon, permitirá almacenar hasta 200 libros. Leía hace unos minutos un artículo de Javier Celaya (socio fundador del portal Dosdoce.com) en El País que dice que “ya podemos escuchar la voz del autor a través de archivos sonoros podcast o ver imágenes de los lugares que describen en la novela. Ahora nos podremos llevar casi toda nuestra biblioteca personal de viaje” http://www.elpais.com/articulo/cultura/Otras/tecnologias/otros/lectores/elpepucul/20071231elpepicul_2/Tes.

Comparto la opinión del aumento de la oferta de libros en Internet, lo considero un gran progreso. Es una manera de acabar con la desigualdad de la cultura y conseguir su democratización. Pero creo que no deberíamos dejar todo en manos del señor Google. Se nos escapan otras muchas cosas. Cosas como imaginar por nosotros mismos aquello que leemos. Imaginar la voz de los protagonistas de nuestras novelas y también construir su fisonomía. Trasladarnos mentalmente a los lugares que el autor nos describe. Sentir el peso del libro en nuestras manos. Escuchar el ruido de las hojas al pasar. Percibir su olor. Con la digitalización se pierde esas pequeñas cosas que lleva consigo el placer de la lectura.